Friday, April 13, 2007

 

PERFIL DEL BUHONERO


REVISTA PRODUCTO AÑO 2003


La mayoría de los comerciantes informales son personas con bajo nivel de instrucción, quienes aseguran estar satisfechos con su actividad. Advierten que no pagan por el uso del espacio, solo deben cancelar el alquiler del depósito donde guardan la mercancía


Víctor ofrece juegos de mesa de plástico, como dominó y ajedrez, todos de fabricación taiwanesa. Ha trabajado toda su vida como vendedor en la calle. "Trabajo en esto desde los cinco años. Hoy en día nadie me da trabajo, así que he tenido que continuar en la calle. He vendido de todo, desde periódicos hasta zapatos". Está en Sabana Grande desde hace tres años. Su ganancia está entre 8 mil y 15 mil bolívares diarios. Le compra la mercancía a los dueños de negocios chinos que se encuentran en la avenida Universidad, en Catia y El Cementerio. Al igual que la mayoría de los buhoneros del bulevar, guarda la mercancía en un depósito donde le cobran mil bolívares diarios y paga al carretillero mil por llevársela hasta su puesto, y otro tanto por retirarla. Cambia de mercancía según la estación y los gustos del consumidor. "Vendo paraguas cuando llueve o el juguete que esté de moda, como el yoyo en la actualidad".


Con su experiencia de 10 años como vendedora de perfumes, María no necesita una compleja técnica de venta para atraer a sus clientes. Simplemente expone su mercancía en su tarantín. Antes vendía perfumes a crédito en las oficinas del centro de Caracas. En días buenos gana de 20 a 30 mil bolívares. "Los productos preferidos por los clientes son las muestras de perfumes a 3 mil bolívares cada una". María trabaja de domingo a domingo, de 9:00 am a 7:00 pm. La ayuda un muchacho, a quien le paga 30 mil bolívares semanales. Consigue parte de su mercancía a través de una comadre que se la trae de Cúcuta. También compra a distribuidores que la ofrecen en el mercado de El Cementerio. Aclara que no paga peaje ni necesita ningún permiso. "Yo me coloqué aquí y nadie me ha dicho nada. Nunca he tenido problemas de permisos".


David se estrenó en la buhonería luego de que la compañía donde trabajaba quebrara hace año y medio. "La liquidación la invertí en este negocio", se ufana. Al principio vendía bisutería "gold filled", luego ofreció donas, pero le ha ido mejor con la mercancía que tiene desde hace cuatro meses: copias de películas DVD. Compra las películas a diferentes proveedores ubicados en Catia, sobre todo a los que tienen los títulos más recientes, preferiblemente antes de que se estrenen. Considera que le ha ido bien. David ofrece películas de un CD a 3 mil bolívares, las de dos CD, a 4 mil bolívares y las de 3, a 6 mil bolívares. Coloca unas 15 o 20 películas al día. N
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Los sifrinos del este
Ahora surgió una nueva casta de buhoneros. La de los sifrinos del este. En su mayoría se trata de profesionales y técnicos que quedaron desempleados como consecuencia de la recesión económica y se vieron obligados a descubrir sus cualidades como vendedores e incluso como productores. La avenida Luis de Camoes, entre Macaracuay y El Cafetal (en la vía hacia el cementerio del Este) es uno de los refugios preferidos por los nuevos comerciantes informales, al igual que Santa Mónica.


La mercancía es muy diversa. Va desde comida para perros ("a cada bolsa le ganamos mil bolívares”), pasando por bonsáis, perritos de raza, ropa y calzado de marca; cuadros, gorras, artesanía, collares, y por supuesto, las infaltables tortas caseras de todo tipo.
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´´http://www.producto.com.ve/234/notas/portada2.html

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