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La cartera del Trabajo ya tiene promesas para finales de año. El ministro José Ramón Rivero estima que el Gobierno reducirá el desempleo a 7% antes que empiece el 2008, lo que implicaría medio punto por debajo del resultado obtenido en diciembre pasado.Los analistas, escépticos del cumplimiento, dudan también de la base de sus cálculos.“Decir que va a haber 7% es que van a crear 500 mil empleos en el país”, calcula el dirigente laboral Froilán Barrios sobre la base del 10,9% de desempleo fijado por el Instituto Nacional de Estadísticas en febrero. “Vanas ilusiones tendrá el ministro en este caso”

.Según el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (CendasFVM), el desempleo se ubica todavía en 14,5%, es decir, cerca de 1,7 millones de personas.De cada diez venezolanos, dos carecen de empleo, cinco “matan tigres” en la economía informal y tres pertenecen al sector formal, revela el informe del Cendas.Pero el Gobierno insiste en otros números. La media del desempleo en Venezuela en 2006 llegó a 9,8%, –solamente superada por Perú (8% ) en la región–, y en abril bajó a 8,8% –equivalente a 1,06 millones de personas–, gracias a la magia del INE.INACTIVOS EN MISIONESLos beneficiarios de las misiones, que asisten a cursos los fines de semana o en sus ratos libres y reciben una beca equivalente a un tercio del salario mínimo son considerados por el INE parte de la población inactiva, como cualquier estudiante de una universidad.

De esta forma, 750 mil personas salieron del lote de desempleados, calcula el analista Asdrúbal Oliveros, de Fidevalores.El número de horas en la oficina también es menos relevante ahora.Hasta el 2000 el Gobierno exigía un mínimo de 15 horas semanales laborables para ingresar en la lista de empleados. El requisito lo redujo a ocho horas, y en el 2004 amplió la membresía a los que trabajan sólo cuatro horas semanales.

Según las encuestas de hogares por muestreo del BCV, dice Oliveros, cerca de 500 mil personas trabajaron menos de 15 horas semanales.De acuerdo con esas cifras, hasta 1,25 millones de personas están subempleadas en el país, pero están registradas como empleadas.En total, 2,6 millones están desempleadas o subempleadas, sin contar con el sector informal, donde casi la mitad se dedica a la buhonería.

LA CASA SE LO LLEVA TODO El ritmo de crecimiento de la economía venezolana –catorce trimestres en fila– necesariamente provoca una reducción de la tasa de desempleo, pero éste se ha dirigido principalmente hacia el sector público, mientras la empresa privada, renuente a las grandes inversiones, se abstiene de contratar.“El sector privado –sostiene Oliveros– siente que el crecimiento es efímero.Las inversiones son básicamente en capital de trabajo y para mejorar líneas de distribución y no en ampliación, lo que ha frenado el crecimiento del mercado laboral privado.Un empresario aumenta los turnos pero no construye una nueva fábrica”.

El aparato del Estado sostiene actualmente 1,8 millones de venezolanos, 500 mil más que hace un año, enganchados a través de contratos individuales, empleos temporales y la figura de cooperativas, dijo Barrios.“El sector público se convierte en el gran empleador. De sobrevenir una crisis fiscal, se generaría mayor distorsión en el mercado laboral.¿Cómo va a hacer el sector público para pagar la carga de sueldos?”, pregunta Oliveros.Actualmente, con el barril de petróleo en 57 dólares, el Gobierno se basta para destinar el 70% del gasto corriente del Estado para pagar sueldos y jubilaciones. Pero, advierte el analista, si el crudo se sumerge por debajo de los 45 dólares, el Ejecutivo tendrá problemas para cancelar el pago de sus empleados, ni pensar en contratar más.PARALELISMO SINDICAL. Mientras tanto, en el sector privado, los trabajadores siguen estancados y desprotegidos. De 3,3 millones de empleados, sólo 600 mil se abrigan en la contratación colectiva, refiere Barrios, y el resto se defiende únicamente con la Ley Orgánica del Trabajo, los acuerdos con los patronos y los aumentos de salario decretados desde Miraflores.

El Ministerio bloquea las negociaciones contractuales. “Si quieres formar un sindicato, le pones ‘sindicato bolivariano de trabajadores’ .Te lo aprueban de una vez y puede haber un sindicato al lado. Lo que cambia es el bolivariano antes y después de trabajadores. A la hora de discutir un contrato no tienes un sindicato, sino dos o tres por empresa.Se crean los conflictos y hace que se retrasen las negociaciones. El Ministerio se ha convertido en caballo de Troya del sindicalismo”.A pesar de la paralización de las negociaciones laborales por parte del Gobierno, de los 1,8 millones de personas de la administración pública, al menos 1,1 millones suscriben un contrato colectivo.• CUESTIÓN DE CALIDAD.

Más allá del número de empleos, las empresas se preocupan por la calidad de los trabajadores que pueblan el mercado laboral. En Carabobo, los empresarios se aseguran de contentar a sus trabajadores más calificados para evitar la huida hacia mejores condiciones, dijo José González, director del Grupo de Relaciones Industriales, que reúne a gerentes de las empresas del Estado. “De la mano de obra técnica calificada, hay una demanda considerable”.Tras la implementación de rígidas normativas laborales, el costo del empleo se ha elevado para las empresas.“Tener empleados resulta oneroso y riesgoso. Las multas son por cada empleado. En las empresas que exigen una mano de obra muy intensa una medida de ese tipo las pueden llevar a la quiebra, dijo Ernesto Martín, presidente de Conindustria de Lara.Desde gerentes con experiencia hasta obreros especializados son cada vez más difíciles de conseguir. Los primeros emigran por la inseguridad y mejores ofertas en el exterior, mientras los segundos escasean, porque el Instituto Nacional de Capacitación y Educación (INCE, ahora con el apellido de Socialista) ya no se dedica a la formación en oficios, dijo Martín.