Monday, December 01, 2008
Buhoneros intentan retomar las calles
EL UNIVERSAL 12 de enero de 2008
Policía de Caracas es el único cuerpo que vigila que las calles permanezcan libres
ELKIS BEJARANO DELGADOEL UNIVERSAL
Miguel Campos tuvo que cambiar su tarantín de tres metros cuadrados por un destartalado carrito de supermercado para seguir vendiendo sus frutas. Así ahora, cada vez que aparece la Policía de Caracas, sale corriendo para evitar que le decomisen la mercanc´ía o se lo lleven preso. Su compañero vigila "la zona" para alertar cuando llegan los funcionarios. "Salgo a la calle porque necesito dinero para mi familia" afirma.
La razón que Campo argumenta para intentar retomar la calle, es la misma que señalan sus compañeros informales que deambulan por la avenida Baralt (cerca del mercado de Quinta Crespo), en la Universidad, en Candelaria y en la Fuerzas Armadas: necesitan trabajar.
Griselda Pérez vive en un edificio invadido en la Baralt y asegura que a sus dos hijos los mantiene con lo que gana vendiendo productos empaquetados a las puertas de su residencia. La bolsa de leche en polvo la ofrece a 30 mil bolívares el kilo, pero señala que durante este mes ha vendido poco. "Tengo que esconderme a cada rato. Menos mal que entramos a la casa y ellos no pueden entrar".
Mientras estos trabajadores informales usan su creatividad para vender "alguito", la mayoría de los buhoneros organizados del casco hist´órico se concentraron en la plaza El Venezolano para planear acciones.
Los informales del bulevar de Catia aseguran que el pasado miércoles fueron sorprendidos cuando un grupo de trabajadores informales de plaza Caracas se instalaron en el bulevar. "Estamos en alerta, porque no se van a venir para acá. No hay espacio para más puestos" dijo la buhonera Glenys Oropeza.
Policía de Caracas es el único cuerpo que vigila que las calles permanezcan libres
ELKIS BEJARANO DELGADOEL UNIVERSAL
Miguel Campos tuvo que cambiar su tarantín de tres metros cuadrados por un destartalado carrito de supermercado para seguir vendiendo sus frutas. Así ahora, cada vez que aparece la Policía de Caracas, sale corriendo para evitar que le decomisen la mercanc´ía o se lo lleven preso. Su compañero vigila "la zona" para alertar cuando llegan los funcionarios. "Salgo a la calle porque necesito dinero para mi familia" afirma.
La razón que Campo argumenta para intentar retomar la calle, es la misma que señalan sus compañeros informales que deambulan por la avenida Baralt (cerca del mercado de Quinta Crespo), en la Universidad, en Candelaria y en la Fuerzas Armadas: necesitan trabajar.
Griselda Pérez vive en un edificio invadido en la Baralt y asegura que a sus dos hijos los mantiene con lo que gana vendiendo productos empaquetados a las puertas de su residencia. La bolsa de leche en polvo la ofrece a 30 mil bolívares el kilo, pero señala que durante este mes ha vendido poco. "Tengo que esconderme a cada rato. Menos mal que entramos a la casa y ellos no pueden entrar".
Mientras estos trabajadores informales usan su creatividad para vender "alguito", la mayoría de los buhoneros organizados del casco hist´órico se concentraron en la plaza El Venezolano para planear acciones.
Los informales del bulevar de Catia aseguran que el pasado miércoles fueron sorprendidos cuando un grupo de trabajadores informales de plaza Caracas se instalaron en el bulevar. "Estamos en alerta, porque no se van a venir para acá. No hay espacio para más puestos" dijo la buhonera Glenys Oropeza.
